¿Cómo conectar la cultura con el interés de las mayorías?

El viernes 11 de octubre se celebró en el Centro Cultural La Moneda la segunda jornada del Seminario internacional Cultura como bien público.

Este encuentro tuvo como objetivo «reconocer y reflexionar en torno a la relación de la cultura con otros ámbitos de la vida social, poniendo énfasis en el impacto de la cultura comunitaria como bien público a partir de casos y experiencias nacionales e internacionales».

En ese contexto, el día partió con palabras de la Subsecretaria del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Patrimonios, Noela Salas Sharim, quien destacó algunos hitos del programa Puntos de Cultura Comunitaria.

Luego comenzó el seminario con una invitada internacional: Jazmín Beirak, Directora General de Derechos Culturales del Ministerio de Cultura de España, quien partió abordando el marco teórico de las políticas culturales.

Para tratar este tema, Beirak prefiere hablar de derechos culturales en plural, porque nuestra relación con la cultura es extensa: es mucho más que ir al cine o a una biblioteca, la cultura nos permite desarrollar códigos de interpretación de la realidad.

La cultura también impulsa el desarrollo de habilidades creativas, nuestra lengua e identidad local. En definitiva, debemos pensar en una vida cultural donde las y los individuos de la sociedad se desarrollan de manera integral mediante ella.

Existe una dicotomía entre nociones opuestas de cultura: un concepto ilustrado, que sitúa a la cultura como algo excepcional y el concepto mercantilizado, donde desaparece la noción elitista pero que la relaciona con el ocio y lo prescindible.

Estas nociones desfavorecen la idea de cultura como algo cotidiano que todos experimentamos cada día. Entonces, Beirak propone «desculturizar» a la cultura y situarla en el centro del desarrollo humano y social.

Hasta ahora, ha habido buenas prácticas de democratización del acceso a la cultura, pero han tenido limitaciones. La participación se distribuye mayoritariamente entre personas que ya tienen acceso a la cultura. Por otro lado, el sistema no ha logrado garantizar la dignidad a sus trabajadores.

Beirak distingue los siguientes enfoques de la política cultural actual:

  • Cultura como recurso para el turismo, negocios inmobiliarios y diplomacia.
  • Sectorial, donde la cultura se relega al ámbito profesional, sin conseguir mejorar las condiciones de trabajo ni acercarse efectivamente a la ciudadanía.
  • Centrada en la producción, donde se impulsa la creación de obras, eventos y espectáculos, pero desconectados de la participación, la educación y el acceso universal.
  • Oferta y programación: Se piensa que la oferta por sí sola garantiza el acceso, obviando los obstáculos que enfrentan las personas para participar en la vida cultural.

Los ámbitos principales del debate y la creación de políticas culturales:

  • Participación: Desde el empoderamiento de las comunidades hasta la fidelización del público mediante el marketing, estas estrategias buscan afianzar al público cultural.

  • Descentralización: Expandir la cultura más allá de los grandes centro urbanos, llevarla a los territorios y crear redes de conexión.
  • Proximidad: Los centros culturales y bibliotecas son las primeras interfaces de la cultura. En estos espacios se comparten procesos, ideas, experiencias y debate entre personas diferentes. Nos ayuda a convivir con la diferencia y derribar prejuicios.
  • Sacar la cultura de sus lugares habituales: Llevarla a mercados, estaciones de trenes, fábricas, empresas. Desacralizarla y redistribuirla en términos de clase.
  • Transverslidad: Alianzas con otros aspectos de las políticas públicas, como la prevención del delito, la educación, la salud, entre otras. La cultura tiene mucho que aportar a otros derechos fundamentales.
  • Independencia, cooperación y escalas intermedias: Separar el tejido de la institucionalidad del poder político. Cooperar entre agentes, potenciar las escalas intermedias (lo popular, amateur y profesional) para aclarar la proyección profesional de quienes busquen una carrera artística.

Para Beirak, el desafío es conectar la cultura con el interés social de las mayorías. Para esto, hay que abordar los problemas de legitimidad y la dependencia extrema al financiamiento estatal. Este desafío implica una transformación social profunda.

La misión de la política cultural no es proveer sino generar las condiciones para que los proyectos de la sociedad puedan desarrollarse, y que sus integrantes logren vivir plenamente.

Puedes ver la conferencia completa de Jazmín Beirak en este enlace (Centro Cultural La Moneda).

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Fundadora de Nueva Lira

Periodista especializada en cultura, plataformas digitales y diseño de experiencias.